La cosa es que puesto que aún tenía el esqueleto del pobre cerezo ahí en mi terraza, decidí sacarle provecho y corté el tronco a una altura prudencial para que pudiese entrar en el jardín de la entrada de casa y preparé varias flores de cerezo de dos tamaños, unas pequeñas y otras un poco más grandes, además de un par de hojas.
Tras plancharlas por delante y por detrás, con hilo rosa, se cosen al tallo para que queden sueltas y se muevan un poco por el viento. Por ahora he puesto pocas flores (siempre puedo decir que está floreciendo ahora), y más adelante le haré unas cuantas más además de alguna hoja, para darle ese toque verde.
Aquí os dejo un tutorial de cómo hacerlo. Es muy sencillo, pero bueno, supongo que siempre ayuda
Si queréis, para ser un poco más frikis todavía, siempre podéis dejar algunas flores en el suelo, como si se hubiesen caído, y quedáis, vamos, genial.
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